viernes, 10 de septiembre de 2010

CUANDO LA TIERRA PROTESTA

A mí, personalmente, no me afecta el tema de un modo directo. Me diréis que esto no es cierto puesto que yo formo parte de la naturaleza humana, hoy amenazada por el cambio del clima.
Me reafirmo en que no me siento amenazada, ya que el problema no es inminente y yo estoy ya en la lista de los próximos salientes.
Es esa lista de los de vanguardia para el desfile final y que, lo más grave que se te ocurre decir, cuando te comentan el fallecimiento de un compañero de colegio es " ¡Pero si lo vi ayer por la calle! Sin más. Y en tu interior, en lo más íntimo de tu conciencia te dices: Uno más y uno menos.
Pero es ley de vida. La vida tiene unas leyes que hay que cumplir irremediablemente .La naturaleza tiene sus ciclos que hay que respetar. Los ríos tienen sus cauces y la luna su brillar.
Pero llegamos los humanos a un punto, en el que, nos hacemos tan listísimos, tan prepotentes, que nos consideramos capaces de enmendarle la plana a la naturaleza. A la vida misma. Y talamos árboles, desviamos ríos, desecamos lagunas y torcemos cauces.
¡Y ya está! Y a las plantas y a los animales les cambiamos sus ritmos biológicos. Y no se tardará que queramos huevos cuadrados, más fáciles de guardar en el frigorífico. (Si es que no existen ya). Y queremos comer sandias en Navidad. Y esquiar en Agosto, con nieve artificial. Y querer la temperatura del verano en Diciembre y el frescor de Noviembre en Julio. El caso es ponerlo todo patas arriba.
¿Y que necesitamos para esto? ¿Más energía? ¿Más vatios o kilovatios o lo que haga falta?... ¡Será por vatios...
Fue ayer, cuando con esos cinco minutos de apagón, llegué a pensar que eso era una pantomima. Un "No te enfades que vamos a ser buenos". Que desde ya mismo, no vamos a derrochar energía. Nos vamos a portar bien y vamos a cambiar el aire de nuestras vidas. (Porque lo de cambiar es lo que mejor sabemos hacer)
La naturaleza, que siempre se la ha llamado La Madre Naturaleza es buena y paciente y lleva tropecientos mil millones de años dándonos un hogar confortable. (A unos más que a otros)
Pero se le está acabando la paciencia. Pensemos, sólo un momento, en los ataques que le estamos haciendo. Que, con el hecho de cambiar sus leyes y queriendo enmendarle la plana, no estamos consiguiendo más que crear graves peligros para la humanidad.
La capa de ozono, que, entre nosotros, no sé exactamente como funciona el asunto, está formando parte de nuestros miedos, pero como un algo lejano, remoto y que siempre pensamos que con nuestra avanzada ciencia seremos capaces de evitar.
Y se reúnen en Kyoto y se vuelven a reunir una y otra vez... Y bla bla bla... Y la casa sin barrer
¿Por qué me viene a la memoria en este momento, lo de "Que viene el lobo…
Y vas a Las Vegas, que yo solo conozco por las películas y tienen más de" mil bombillas" encendidas. Y vas a Tokio y es un puro letrero luminoso e infinidad de japoneses andando muy deprisa por debajo de estos. Y la torre Eiffel, iluminada hasta su último tornillo. Otras mil bombillas. O más
Como alivio, la Navidad en el mundo entero. En todos los países empezó la iluminación en una plaza emblemática, en un monumento, en una fachada principal. Ahora no. En todas las ciudades, en todas sus calles, en todas sus plazas. En todos los pueblos.
Y el ozono subiendo. O bajando. No estoy segura
Y el apagón fue un “Brindis al sol”. Como si la naturaleza fuese tonta y la pudiésemos engañar.
Cuando oí esos comentarios, a veces tan inoportunos, tan necios, como el de: “Con estos minutos le damos un respiro a la tierra”, me dieron ganas de gritar: Dejémosle respirar cada día para que, nuestra manera inconsciente de actuar no acabe con ella..
¿Pero para qué iba a gritar mi enfado? Yo sola, en casa, y viendo la tele, casualmente un programa de Natura, y cuando el apagón ¿para qué le iba a decir a la tele lo que pienso? La tele no me contesta a lo que le digo. Hoy por hoy. Quizá mañana, con un nuevo modelo más sofisticado pueda hablar con ella. Pero necesitará más vatios o voltios o lo que sea. Da igual. Aún queda ozono. ¿O sobra ozono?
¡Que viene el lobo…!

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