sábado, 11 de agosto de 2007

La cabra sobre el taburete



Quizás ya no se acuerde nadie de esto .Es de aquellos tiempos en los que yo era una cría.

Los que si se acordarían son los de muchos años más que yo. Algunos os preguntaréis si puede haber personas mucho mayores que yo. Y os digo que sí. Que las has hay. Pero están muertas.

Ya estoy divagando. ¡Ay cuando la cabeza se mete en recuerdos añosos...! Son estos recuerdos los más vívidos en la memoria de la gente mayor.

Pero tengo que volver a la cabra, porque el título me obliga
.
De vez en cuando, y cada vez con menos frecuencia, hasta su extinción, aparecían por las esquinas y plazas de las ciudades y los pueblos un grupo compuesto de: Un hombre muy moreno que tocaba la trompeta Una mujer con un latiguillo en la mano, para tener cuidado de que el espectáculo no decaiga y una chiquilla vivaracha con gesto festivo y placentero y un platillo en la mano. Y por último una cabra subida en un taburete. Las cuatro patas muy juntas sobre él y haciendo difíciles equilibrios se daba la vuelta sin caerse del taburete.

Y mucha, mucha gente, especialmente niños alrededor, mirando a la cabra y escuchando la alegre música de la trompeta.

Yo no sé donde estaba el truco, pero lo cierto es que gozábamos con el espectáculo. Repartían alegría a raudales. ¿O la alegría la llevábamos los críos ya puesta?.

Hoy esto no se puede entender. Cuando hemos visto el gran circo chino del Yin el Yang... Cuando asistimos a los grandiosos espectáculos que monta el Gran Circo del Sol... La cabra sobre el taburete pierde categoría como entretenimiento del personal. El espectáculo de la cabra se queda en nada.

El hombre, muy moreno y despechugado varonilmente, no puede competir ni en audiencia ni en calidad con un concierto de los Rolling Stone.

Pues bien. Sigamos con la cabra que es a lo que hemos venido.

Este espectáculo tenía un contenido social. Servía como mensajero. (Recordad que no había otros medios de comunicación a nivel popular)
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Siempre traía el mismo triste mensaje: Hambre
.
Cuando los titiriteros llenaban las calles, iba a ser, necesariamente, año de escasez, de penurias, calamidades... Resumiendo: Año de hambre.

¿Que cómo lo sabían? Tampoco había que ser muy listo para saberlo. Una sequía, un no llover a tiempo, ese maldito pedrisco, cuando ardió el monte...En fin. El comer o el no comer en la región dependía exclusivamente de las cosechas. Y estas del tiempo
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Entonces no había un Maldonado para controlar el tiempo. Como ahora. Maldonado anuncia dos borrascas, tres isobaras, cuatro cotas de ochocientos y... no sé cómo se las apaña pero las mañanas de Albacete son espléndidas de sol para pasear al mediodía. Eso sí. Bien abrigados en el invierno
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Se fueron los titiriteros. Desaparecieron llevándose con ellos la trompeta y la cabra. Quizá pudieron aprovechar el taburete. Quizá se comieron la cabra. Aunque no creo. Sería como de la familia.
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Y ve tú a saber en que quedó la sonrisa alegre de la zagala. En el mejor de los casos, hoy, como yo, peinará canas y le dolerán los huesos. Como a todos los que estuvimos en el círculo alegre de la trompeta y la cabra.

Hoy hay más mensajeros. Muchos más .A cada hora que pasa te están diciendo lo que pasa en el mundo entero. No hace falta que te digan donde está el hambre machacando a la gente. Porque el hambre está siempre en el mismo sitio. Sin moverse.

La palabra hambre ya no da miedo en este primer mundo nuestro. Quizá nos obligue a no cambiar el móvil por ese otro que hace de todo .Quizá nuestra hambre se traduzca en que las zapatillas de deporte no sean de la marca "Pitifú" Y digo Pitifú porque no puedo nombrar las Nike, las Puma , la Adidas, las Reebok, porque no se puede hacer propaganda de marcas. Está prohibido. Por eso no las nombro y digo otra cosa.

A mí, y esto es un parecer, lo que más se está pareciendo a lo que hacía la cabra del taburete, en su función social, son estos anuncios en televisión, estos de los préstamos de medio, uno o hasta tres millones. En diez minutos. Sin decir para qué los quieres. Sin ninguna dificultad para conseguir este dinero. Puedes, fácilmente, entramparte un poco más. Pero eso sí. Con la sonrisa encantadora de la señorita que te lo ofrece.

¿Será esta la nueva versión de la cabra? Porque si la gente va sobrada económicamente ¿de donde nacen tantas ofertas de dinero fácil?
¿Os apostáis a que este nuevo negocio es el que presagia futuras penurias?
Miedo me da que aparezca también, algún día, el de la trompeta y la cabra..

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