martes, 22 de enero de 2008

NUESTROS DERECHOS

Es el tema de estos días. Es lo que todos hemos aprendido más rápidamente. Y mejor. El derecho que tenemos a... A todo.

Yo estoy de acuerdo. Nuestros derechos son casi ilimitados. En todos los órdenes.

Tenemos derecho a ser felices. Tenemos derecho a gozar de todos los privilegios que nos ofrece la sociedad actual. A todas sus comodidades. Tenemos derecho al trabajo y al descanso. A la salud asistida. A tener acceso a la cultura. Y estoy de acuerdo repito, pero...

En el orden de las ideas todo es posible. Debería existir, y de hecho no existe, una libertad absoluta a pensar libremente. A mantener unos criterios, aunque estos no encajen de ninguna manera con los de la mayoría. Libertad absoluta, que, como en todas las cosas de la vida. tiene un tope. Un límite. La libertad es tal, en tanto en cuanto no avasalle, no ofenda los derechos de los demás

Y esto podríamos conseguirlo, y sería maravilloso que lo consiguiésemos. ¿De qué forma es esto posible? Sabiendo, todos y cada uno, qué es la libertad y no confundirla con el peor enemigo que esta tiene. El libertinaje

Estas personas timoratas, de buena fe por supuesto, a las que les asusta la idea de libertad, a lo que temen realmente es a este sucedáneo, a este libertinaje tan pernicioso para la buena marcha de una sociedad.

Yo no soy una persona timorata. Y a mi este libertinaje me aterra. Más bien me asquea, porque es cambiar lo blanco por lo negro.

La libertad, con mayúscula, nos hace crecer. Nos hace hombres. El libertinaje nos hace disminuir. Nos asemeja a las fieras. En una sociedad en la que desaparece el respeto a los demás esta se asemeja a una selva.

Hablando del derecho a las cosas materiales. De acuerdo. A nadie se le debe poner un tope, pero... Estos derechos no son, no pueden ser, de ninguna forma, un regalo. Un algo que merecemos sin ningún esfuerzo de nuestra parte.

Es algo que podemos conseguir pero cumpliendo con eso que tan fácilmente olvidamos. Nuestras obligaciones.

Derecho y obligación que deberían nombrarse siempre juntas, como ideas que se complementan. de tal forma, que no puede existir la primera sino es como consecuencia de la segunda.

Si cumplo puedo exigir. Pero ¿Cumplo? ¿Cumplimos?.

Parte de la culpa de este desfase de exigencias viene precisamente de esta ruptura de ideas

.Se nos habla de derechos. Siempre de derechos. De lo que merecemos. De lo que nos tienen que dar. y olvidan decirnos los que nos dirigen qué es lo que tenemos que dar a cambio. Cual tiene que ser nuestra aportación, nuestro esfuerzo.

¿Que no se dan cuenta los que nos manejan? Creo que sí. Lo que pasa es que saben, mejor que nadie, que los adeptos, los simpatizantes. se los lleva siempre el que habla de prebendas.

La idea del esfuerzo personal, del deber y de la responsabilidad no es atractiva. No vende.

De ahí esa abundancia, en estos días preelectorales, de los que nos van a dar. Así por nuestra cara bonita. De todo a lo que tenemos derecho.

De esa actitud nacen luego nuestras exigencias.

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