jueves, 27 de noviembre de 2008

666

No le busquéis con patas de cabra y cuernos, Ni con un rabo acabado en un algo, así como un tridente. No echa humo por la boca ni le relucen los ojos. No es rojo ni negro. Ni joven ni viejo. Ni alto ni bajo

El maligno. Habría que preguntarle a uno de esos seres de mente privilegiada que, a veces, se ven en televisión y que nos dejan con la boca abierta al ver su actuación.:"Raíz cuadrada de un número de catorce cifras: ¡Zas! El 8760. Sumar doce columnas de diez dígitos y ¡Zas! 18,947.

Y tú preguntándote donde está el truco. Y para que veas que no hay tal truco, una serie de cien números, escritos en la pizarra, sin orden alguno. Una sola ojeada. Una sola lectura y... catapún... Recitar de corrido toda la serie y sin ningún error.

Y tú cierras la boca, consciente de que ese hombre tiene en su cabeza un algo que no tenemos los demás. Que a todos nosotros nos falta.

Pues bien. A ese tendríamos que preguntarle cuantas veces coincidió en la historia, estos tres seises que nos ponen los pelos de punta. Esto lo digo de mentirijiillas, porque la verdad es que hacemos como que nos asusta, pero no hay tal cosa. Ahora solamente nos asusta la subida de los precios.

El demonio. Diablo. Satán. Lucifer. El Espíritu de las Tinieblas. El tentador. Satanás. Luzbel Belcebú... Demasiados nombres para una sola cosa.

No necesitamos este 666, para presagiar malignas presencias. No necesitamos volver la cabeza para comprobar si hoy se hizo presente.

Seguro que no necesitamos un día especial para que esté entre nosotros. Aquí está omnipresente en el mundo entero. Y lleva años... Lleva siglos...Lleva con nosotros desde el principio de los tiempos y mucho me temo que, tal y como están las cosas…

Le pasa al demonio lo mismo que a los marcianos. La cosa es que nuestra imaginación necesita un algo concreto en qué apoyarse. Necesitamos de una imagen donde apoyar nuestra fantasía..

A estos, a los marcianos los hicimos verdes, con ojos saltones. Con cabeza grande y deforme. Y siempre, más bajos que nosotros. Viene a ser una manera de decir que nosotros somos superiores. Somos los que vamos a mandar. Más altos y más guapos.

Pero volviendo al demonio. Lo hicimos ridículo. Extravagante. No lo tomamos muy en serio. Pero dentro de sus diferentes imágenes, hay un algo común a todas ellas que nos permite identificarlo. En cualquier libro, en cualquier texto, y sin lugar a dudas, diremos siempre: Satanás.

Hoy se presenta diluido en la modernidad de los medios. Pasa desapercibido. No asusta ya. Se le admite como un algo más de nuestro mundo.

Cuando dieron las noticias de los niños asesinados en Irak, no se vieron ni el rabo ni los cuernos. Y estuvo allí. Eso es seguro. Y los pederastas. Y el tirar alimentos al mar para mantener los precios. Y niños trabajando en una mina. Hiroshima. Los niños de la calle de Moscú. Y Auschwitz. Y el bebé del contenedor. Y las cifras de UNICEF. Guantánamo. Y Dachau. Y el niño de la catana. Y la falta de medicinas en África…. ¿Sigo?...

Y el rabo y el cuerno sin verse..

Pero yo sé que esto es así desde que el mundo es mundo. Que nada ha cambiado en el comportamiento humano. Que no salimos del círculo maldito de los opresores y los oprimidos. La única diferencia es, que en estos tiempos podemos, ver, podemos ser testigos, de todo lo que está pasando. Y esto es lo que lo hace más doloroso.

Abundancia y miseria juntas, son ya términos que usamos con toda naturalidad. Y una cruel indiferencia.

Así que, este 666 no nos asusta. Si viene el del rabo y los cuernos y quiere hacerse un hueco entre nosotros, tendremos que decirle: “¿Pero tú donde vas a estas alturas? ¿Qué crees que puedes enseñarnos? Tú al lado nuestro eres un pardillo. Un infeliz. Un aficionado. Nosotros hemos conseguido darte sopas con honda.”

Y lo que es más importante, participamos todos en esta zarabanda que hemos montado. Y le diremos más: “Espera a otro 666 para ver si tienes más suerte con el personal. Nosotros ya nos manejamos solos. Abur.

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