viernes, 14 de noviembre de 2008

EL DERROCHE

Yo ya aviso. Esta es una nueva batallita de mis tiempos. Los jóvenes abstenerse de leer esto. porque os va a sonar a chino. No me gusta que, después de leer un tema mío, tengáis que decir ¿Qué está diciendo?¿De qué habla?

Mirado en el diccionario, derrochar es tirar, malgastar, hacer mal uso de los bienes. ¡

.Y me habré quedado descansando, al hacer esta definición a estas alturas de la película.

Los mayores, los que vivimos los tiempos de la carestía, llevamos marcado en los genes, a fuego vivo, esta palabra y sus funestas consecuencias.

Para nosotros, el derroche era algo que formaba parte de lo prohibido, lo pecaminoso. De lo no permitido de ninguna manera.

Bien es cierto que no teníamos nada para derrochar, para malgastar. Justito teníamos para vivir en esos años de la guerra y la posguerra. Ropa, calzado y comida el justo y necesario. A veces ni eso .Los lujos, en general, desconocidos.

Venía entonces aquello de apagar la luz que no estabas usando. El cerrar un grifo gastando agua innecesaria. El arreglo de unos zapatos con sus medias suelas y tacones nuevos. El sacarle al bajo del uniforme. ¡Cómo creces cuando el uniforme se te está quedando corto...

Creo que una de las formas de saber en que año escolar estabas. era saber por donde te llegaba el uniforme. El primer año era un sayón largo, con un bajo enorme y unas medidas para dos años después

.Se pensaba en hacerte otro cuando resultabas ridícula con esas estrecheces y cuando las rodillas empezaban a verse, cosa que, por supuesto, estaba mal visto.

Yo no quiero que vuelvan esos tiempos. De ninguna manera lo deseo. Y mucho menos sabiendo las causas que nos llevaron a esa triste situación

Vivimos ahora los tiempos del desarrollo. Del bienestar (no para todos, desgraciadamente) pero las vacas gordas pacen ya en tierras españolas.

Y olvidamos la palabra. El derroche, la idea del derroche ya no forma parte del nuestro vivir de cada día. Lo que fue prohibido es ahora fomentado
.
Con una machaconería, con una insistencia, con un erre que erre, se aconseja desde todos los medios que tires tus artículos de lujo y los cambies por otros de súper lujo
.
Que tires tu móvil y lo cambies por el que hace fotos a tu chica, al que te permite ligar con una lapona de buen ver, traduciendo el lapón al castellano, y que te diga la temperatura en Chihuahua (México)

Te insisten en que tires la olla exprés, tu querida olla de tantos años y la cambies por un artilugio de tres o cuatro alturas, donde, encajando un chirimbolo con otro y en perfecto equilibrio, puedas cocinar al mismo tiempo esas acelgas troceadas lavadas y empaquetadas, sin aceite, el maldito enemigo del colesterol

.En el piso siguiente, esa sopa de sobre, con los aminoácidos incorporados o eliminados ¡ve tú a saber!
En el superior y ya en perfecto equilibrio, el filete de vaca. que está previamente analizado para saber si la vaca estaba loca, o vaca cuerda, sensata...
Y por último, en el cacharro chiquitín un dulce sintetizado, sin azúcares ni sacarosa y quitadas todas las calorías. A veces les dejan dos calorías, quita y pon, para que tenga la malicia, el morbo que tiene un dulce...¡y a comer!

Y compre Vd. el proyector de aire sin ácaros. Y no deje de tener el” limpia alfombras integral cósmico.” ¿Cómo no usa el alimentador de "cabello capilar"? Córtese los pelos del cogote con el "despejacogote" eléctrico. De uso sencillo.

Y venga. Y dale. Llenando el mercado de artículos de primera necesidad .La mayor necesidad es preguntar ante cada cosa ¿Y esto para qué sirve?

Yo no puedo evitar ser de mi tiempo. Yo no puedo eliminar de mi vida la idea tan arraigada de lo que era el derroche y sus males.

A pesar de todo yo me uno a los tiempos del progreso, del bienestar ¡Cómo no!

Pero visto lo visto. os digo que este exceso de artículos en el mercado...esto que se te pase de moda, algo que aún no has llegado a la caja a pagarlo...Esto produce insatisfacción. Nunca llegas a tener todo lo que se ofrece en el mercado .Ni el más mimado de los niños, ni el más caprichoso de los jovencitos consigue tenerlo..
Yo soy de la cultura del ahorro. Nosotros, a los que os enseñaron que el derroche no era bueno, no tenemos esas ganas de tener todo lo nuevo.

Yo con mi olla exprés me apaño, con su poquito de aceite si es menester. Y me olvido de los triglicéridos, que por cierto no sé lo que son. Preguntaré a mi nieta.

Y no olvidemos que, cuando las vacas gordas empiezan a adelgazar, es cuando tenemos que empezar a mirar los agujeros del cinturón. Para apretarlo.

1 comentario:

Inma dijo...

Me gusta vivir al día ¿para que ahorrar y acumular? Aun así estoy de acuerdo contigo. Nos llenamos de cosas superfluas confundiendo la felicidad con el tener. Supongo que conoces el cuento de “La camisa del hombre feliz” (El único hombre de la tierra feliz, no tenia ni camisa)
Trato de disfrutar de la vida sin ambicionar y compartir lo que tengo. Me quedo asombrada cuando veo lo que se consume en maquinitas que no dan más que trabajo para luego limpiarlas y apartarlas al trastero.
Besos.

PD: he escuchado en algún lado a un sociólogo, que la crisis va a ser muy positiva para los jóvenes; Aprenderán a valorar lo realmente necesario.