sábado, 4 de septiembre de 2010

EL VERANEO


Veranear es cambiar de cansancio. Es romper la rutina .Es gastar la paga extraordinaria íntegra, con el añadido de lo que cobrarás los dos próximos meses. Es reñir con tu cuñada... ¡En qué bendita hora decidimos este veraneo en común! ¡Y con cinco niños! Es ver que el traje de baño del año pasado te está estrecho.
Tienes que, necesariamente, cambiar el color de tu piel por un tono más oscuro y que todo el mundo está de acuerdo en que favorece más. Así opinan los entendidos en belleza, fabricantes de “enmorenadores" y que ya no saben que añadirles. Aceite de soja, coco, zanahoria y dos pepinos.
A mí el verano no me gusta .Me gustaría si no hiciese calor. Pero entonces ya no sería el verano. No se llamaría ni estío ni canícula, ni solsticio vernal. Se llamaría otra cosa. Por ejemplo Vernafresco .Queda bonito y sin tanto asorrato.
Los cacareados cuarenta grados de este verano me están matando. No me han matado del todo, por supuesto, porque en tal triste caso no podría haber cogido de nuevo el tajo de escribir mi blog dándoos la vara.
Por cierto:¿alguien echó de menos mi artículo de ayer? Solo conozco uno, que ni siquiera sé quien es y lo echó en falta. Bendito seas, amigo mío.
Y no estoy muerta, repito, porque si tal fuera, habría incrementado esas cifras de la T.V. Catorce muertos por un golpe de calor. Conmigo quince.
Yo esto no me lo creo. La gente se muere muchas veces, solamente porque tiene que morirse. Sin más.
Otras muertes que sí están más claras, son: Cuando las mata el marido, novio o amante .Los de los accidentes de tráfico .Los que mueren a la puerta de una discoteca porque tropezaron con uno que tiene mal vino. Los que pensaron con su primera esnifada que ellos si sabrían controlar la droga.
Y luego están las pateras y los cayucos y las guerras y el hambre. Pero eso es porque los humanos somos mala gente y los dejamos morir. No les dejamos morir cuando les toca .Les adelantamos las muertes. Sin compasión.
Pero que no me digan que una anciana de 92 años ha muerto por " un golpe de calor". Esto me parece una solemne tontería. Se hubiera muerto igual al abrir una puerta para refrescar la habitación.
Llevamos dos o tres años con lo del golpe. Las cosas se ponen de moda y ahora se lleva morirse del "golpe"
Los cuarenta grados con sus más y sus menos están siendo los protagonistas de las noticias veraniegas. Es el monstruo del lago Ness de antaño. Se enfatizan los grados y se diluyen en el calor, en el debate de la nación, los estatutos., las cartas de extorsión, las nacionalidades, las meteduras de pata, los precios de las hipotecas...
Todo parece dormido ahora. Amodorrado. Quieto. Sin virulencia. Y cuando el calor se vaya a hacer puñetas. ..¡Ojalá sea mañana! Volveremos a vivir del conflicto.
Como es mi vicio comparar con esos tiempos en los que, en el siglo pasados fuimos jóvenes., he de deciros que nunca se hablaba de grados. Lo más que decíamos era: Calorazo, bochorno y achicharre !Ah, y qué palomo! Y ¡Lo que está cayendo!
La medición en grados era para cuando teníamos un gripazo y los cuarenta grados ya daban mal rollito.
Por lo que se ve, esto de los cuarenta trae mal fario.
Los cuarenta principales se salvan del malaje
Yo estoy haciendo todo lo que aconsejan en televisión desde altas esferas. Qué tenemos que hacer para combatir el calor .Son cosas tan tontorronas que da risa oírlas. Hasta el más tonto de mi pueblo, el Juventino, sabe lo que tiene que hacer. En los consejos gubernamentales les ha faltado decir: Fuera mantas, abrigos, bufandas guantes y evite caminar por el sol si en la otra acera hay sombra.¡ Y se habrán quedado tan frescos! Puede ser que quisieran eso. Quedarse más frescos. Y luchar contra los cuarenta.
Cuarenta grados. Se entiende

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