LA CASPA
Bien mirado, la caspa es esa costrecilla antipática de la raíz del pelo, que tiene a bien desprenderse, encima de los hombros, cuando te pones ropa oscura.
Pero esta palabra ha evolucionado, como todo, y ha cogido un nuevo significado.
Se ha pasado al grupo de lo mezquino, sin clase, cutre, vulgar, ordinario, chabacano, ramplón, adocenado y... aún hay más.
¿Que parecen demasiados adjetivos para un sólo tipo de personas? A mi aún me parecen pocos.
Y es que, viendo cómo está el patio, aún faltan palabras, faltan calificativos para definir al personal que es, actualmente, protagonista de nuestra sociedad.
Es indignante que todos los españoles conozcamos la vida y milagros (¿ ? )de toda esta gentucilla que ha invadido nuestra intimidad. Que se ha metido en nuestras vidas a través de los medios, con sus miserias y sus mezquindades, vendiendo, revendiendo y subastando sus miserables vidas.
Nada que vender digno, encomiable. Solamente miseria, indignidad, torpeza, incultura y sobre todas las cosas "desfachatez".
¿Pero quien propició todas estas situaciones? Buscando la raíz de esto, llegamos a los primeros responsables. Directivos de programas de televisión. Directores de revistas del corazón, de periódicos.
..
Contagio absoluto. Pandemia de caspa.
¿Tiene esto un límite? ¿Tiene un tope? ¿Cuando va a pasarse de moda?
No veo el porvenir con mucho entusiasmo, con mucho optimismo.
Cada día sale a escena, sale a la palestra un nuevo personaje. Cuando ya hemos fagocitado a uno, cuando ya no nos quedan más huesos que roer de su vida, de su triste vida, sale otro nuevo, sabroso, del que hay que refocilarse hasta la saciedad.
Caspa política. Caspa alta sociedad, religiosa, del mundo de los artistas, del mundo de los negocios... Caspa, caspa, caspa.
Y algunos se quedan fijos. De plantilla. Se quedan como comentadores de la vida de los nuevos fantoches. Ellos que vienen, que han salido de ese mundo de no ser nada ni nadie, del nacer de un escándalo,se convierten en censores de otras vidas. En consejeros morales y comentaristas cualificados.
Es de risa. ¿Pero qué va a ser de risa? Es para llorar .Es para sentirse indignado. Es para revelarse. Es para protestar. Para no admitirlo
.
¿Pero a quien recurrimos? ¿Cómo lo hacemos? ¿Quien nos ampara?
. Si. Ya sé. El célebre botón de apagar el televisor. Pero aún con la tele apagada el rumor te llega. Está en el aire. Se propaga como un virus que nos ataca, que nos rodea. Vaya, que te enteras aunque no quieras. Aunque no te importe lo más mínimo. Que te lo digo yo. Que te enteras.
Y ya tenemos un nuevo culebrón en el aire. Antes que uno se disuelva aparece el siguiente. A veces se juntan dos culebrones gordos que compiten el uno con el otro en popularidad. En general el gordo se come al chico. Como pasa con los peces.
¡Que pena Señor, que pena!
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