viernes, 31 de agosto de 2007

LAS MENTIRAS QUE NOS ECHAN


Estoy segura que alguno va a picar al leer el título pensando que voy a hablar de política y... ¡tachaaán! Voy de cine.
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Ya en mis tiempos de cine, soy de Gari Coper y James Estevar (Ahora se dice Yeim Stiuard y Gary Cuper) nos metían un montón de mentiras en todas las películas.

Las señoras se levantaban de la cama perfectamente maquilladas. Habían dormido solas y si estaban casadas, nunca se veía que habían dormido con su marido.. Ni un ápice de erotismo .Nada que te llevara a pensar en el sexo. Ni siquiera una cama con las sábanas revueltas. El sexo, en mis tiempos, no se había inventado todavía.

Desde por la mañana temprano, su peinado era de lo más sofisticado. Unos moños complicadísimos, brillantes, sin un pelo fuera de su sitio.

Así de bellísimas estaban todo el día. Y cuando llegaba la noche, estaban igual de peinadas y maquilladas.

Siempre llevaban un salto de cama de encajes, tules y sedas que cuando los comparabas con el camisón de popelín rosa que te había hecho en casa Lola la costurera, te daban ganas de llorar.

Pero claro. Sabías que la del salto de cama era muy rica.

Te dabas cuenta, en cuanto empezaba la película, por lo grande que era el salón y por esa escalera inmensa que conducía a no se sabe donde y que siempre había.

Pero había también películas de clase media acomodada. Con esas te identificabas un poco más.

No había salto de cama ni escalera, porque esos eran los distintivos de los pudientes.

El moño no era sofisticado. No tenía brillo ninguno. Y estas jóvenes siempre iban a comprar al supermercado. Que
no se veía, por supuesto, pero volvían con unas grandes bolsas de papel llenas hasta arriba de cosas para comer y algún detergente para fregar, supongo

. Todo esto con sensación de prisa, quizás para demostrar que eran mujeres activas, integradas ya en el mundo del trabajo.
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Siempre tenían una cena con "El". Y solamente se veía sacar algo del horno, con buena pinta eso sí. Nunca se les chuscarraba nada ni había que dejarlo otros veinte minutos porque estaba crudo. Perfecto.

Siempre tenían dos velas para la mesa (Prueba tú a buscar una vela cuando se va la luz. Anda prueba)

¿Y el friegue? ¿Quien recogía la cocina? La verdad es que esto no hacía falta que se viera porque cuando la película dura mucho, la gente remolonea en la butaca
..
Y bajando en la escala social (Ya nos andamos en el mundo obrero) estaban las del Oeste. Ahora dicen Western, pero son las mismas.

Ni moño brillante, ni escalera, ni paquete con comida, ni horno, ni velas.

Estamos hablando de pobres. Aquí lo que tenía que verse eran muchas calamidades
.
Había de dos clases. Una muy dramática, de mucha tensión en la que, necesariamente, salían dos vuelcos de carreta (todos ilesos) y un grupo de indios, que gritaban mucho y acobardaban a los que se habían puesto en círculo para defenderse.

.Esto se hacía para cubrir los flancos. Yo entonces no sabía lo que eran los flancos y creía que eran los más valientes
.
Te ponían en tal tensión que, cuando oías el tararí de la brigada ligera, galopando a salvarlos... la adrenalina se te salía por las orejas. (No sé si en aquella época existía la adrenalina. Quizás no)

En la otra tanda del oeste se lloraba más poco a poco.

Era esa pobre gente desarraigada, que por fin encuentra una cabaña. Una casa mísera donde meterse.

Esas escenas llevarían su tiempo rodarlas. Conseguir esa cantidad de telarañas…Esas no se hacen en dos días.

Lo que es el esfuerzo humano. A los dos días, el sol ya entra en la casa a raudales o sea muchísimo sol. Hay cortinas floreadas en las ventanas. Una gran mesa de pino, reluciente, de una limpieza que da gloria verla y …gachas. Muchas gachas.
Cuando los hijos son ya mayores comen pastel de arándanos.

Son todos buenos y trabajadores ¡Pero las penurias que han tenido que pasar hasta situarse...!

El cine nos mentía siempre. ¡Pero anda que ahora....!

Con mis historias del siglo pasado, os hago ver la diferencia de los tiempos y las costumbres. Es como poneros al día. No exactamente poneros, al ayer.

3 comentarios:

benito_reyes_vega dijo...

Y tanto que se te agradece Ysabel. Siempre es un placer leerte. Irónica y realista.

Me gustó

Anónimo dijo...

Aunque tu blog estuviera en la Conchinchina, tu forma de hablar, tu forma de expresarte...te delata...no cabe duda.., eres mi madre!!!
Se te ha olvidado la limonada ylos panqueques recien hechos, quizás un poco duros, pero muy buenos porque mamá, (que es muy apañá) los ha hecho con mucho amor!!

mia dijo...

Que suerte si estas fueran las únicas mentiras que nos han dicho...

Y no les quito importancia que conste, como ejemplo de lo que mediatizan, mi preocupación en la playa... que nunca he podido entender, como todo el mundo estaba tan elegante y tan ideal, y yo, con solo acercarme, parezco una leona dejada y desmelenada... ja ja ja